Palabras que no deberíamos estar diciendo.
En memoria de Nelson Schwenke, 1957-2012.
“Hay que
hacerse de nuevo cada día”
(Schwenke &
Nilo)
Nelson
Schwenke, músico y cofundador del entrañable dúo Schwenke &
Nilo, ha partido. Su canto ya no será parte del día a día de este
país, pero probablemente será cuando más fuerte lo escuchemos
dentro nuestro.
Bachiller
en Ciencias Sociales con mención en Antropología de la Universidad
Austral de Chile, Nelson inició sus
estudios de licenciatura en 1976, en la Sede Temuco de la Universidad
Católica de Chile, formando parte de un numeroso grupo de
estudiantes que vio cerrar esa Escuela, dos años después, producto
de la intromisión que la dictadura militar ejercía en todas las
áreas del pensamiento crítico.
Vuelto
a Valdivia en 1977, de donde era, fue ahí donde culminó el
Bachillerato, junto a varios de sus compañeros y profesores que
hacia allá migraron, y donde se dio a conocer, poco tiempo después,
como uno de los más profundos y lúcidos creadores de nuestro país.
Antes de eso, sin embargo, destacó en el
primer equipo de ayudantes que acompañó a Tom Dillehay en la
excavación de Monteverde, innegable hito de la arqueología chilena
y americana.
Graduado
en 1979 y dueño de un espíritu que desbordaba creatividad y lucidez
política, fue por entonces que comenzó a gestarse la gran pasión
de Nelson, la música, que junto a Marcelo Nilo adoptó la forma del
más importante dúo musical de nuestra
historia, ya no solo del llamado canto nuevo. Cronistas de su tiempo
y suerte de banda sonora de la lucha contra la dictadura, la suya fue
y ha sido mucho más que una original propuesta musical y/o una
necesaria oposición política, sino la expresión de una posición
que retrató con hondura nuestra sociedad, la de entonces y la de
ahora. Esa que los vio perseverar en el oficio con la misma fuerza y
humildad con que más tarde lucharía contra el cáncer, el propio, y
también el que de muchos otros modos ha afectado a nuestro país,
enceguecido por las luces del individualismo y la expresión
artística más frívola y desechable.
‘Nos
fuimos quedando en silencio’, ‘El viaje’, ‘Lluvias del sur’,
‘Hay que hacerse de nuevo cada día’, ‘Con datos de la Unicef’,
‘Allá en el sur’, ‘Uno se va quedando’, ‘Valdivia, 1960’,
‘Mi canto’, entre muchas más, son canciones que de la mano de
una hermosa poesía, mérito compartido con Clemente Riedemann,
resumen esa posición con belleza y profundidad, retrato hecho desde
el sur pero no acabado en lo local. “El cantor debe llamar a una
búsqueda de identidad de su sociedad”, escribía Nelson en un
ensayo de comienzos de los 80 rescatado por Clemente. Y sus canciones
por cierto que lo logran, y de qué forma: “Mi ciudad, te
doy mi canto triste/ para tus poblaciones/ que están allá en las
pampas.// El sol vendrá, seguro estoy de ello/ y el viejo maremoto/
será un cuento de viejos” (‘Valdivia, 1960’, 1981).
Más que
música, canto e identidad, y no únicamente ellos, sino muchos, con
Nelson emergió el torrente de un tiempo que tuvo en el violín y la
gráfica de Roberto Arroyo, por ejemplo, o en el chelo de Gladys
Briceño, igualmente, el aporte de muchos más, que desde el silencio
y a horas de su terrible desaparición, creemos que morir no puede
ser sinónimo de muerte, menos cuando la vida ha sido parte de un
compromiso permanente. Nelson no está muerto y Marcelo no está
solo. Tampoco su familia. Con ellos estaremos sus amigos, colegas y
seguidores, quienes continuaremos en las letras de sus canciones, no
solo cantándolas, sino dentro de ellas, la razón en último término
de su imperecedera fuerza.
Ya vendrán
otros homenajes, merecidos y más completos que éste. Seguirá el
llanto y también su cese. Y la memoria. Mientras, vayan desde acá
estas humildes palabras, y nuestra eterna gratitud por su aporte y
generosa enseñanza.
Colegio de
Antropólogos de Chile,
Santiago,
junio 25 de 2012.
EL VIEJO CACIQUE HA
MUERTO
Nelson
Schwenke, 1978
Taller
de Experimentación Musical
Prof.
Julio Mariángel T.
1.-
EL VIEJO CACIQUE HA MUERTO
LEJOS DE SU ETERNO PUEBLO
MURIÓ GRITANDO A LOS MUERTOS
QUE SU PUEBLO ERA EL NUESTRO
2.-
LEJOS QUEDARON SUS HIJOS
CADA UNO UNA HISTORIA
DEL CUAL NO TUVO MEMORIA
PARA CONTARLE AL SILENCIO
3.-
UN HIJO QUEDÓ EN SANTIAGO
HACIENDO PAN EN MAPOCHO
EL OTRO QUEDÓ EN RANCAGUA
PRESO POR NO SER LETRARIO
4.-
EL MENOR ESTÁ EN VALDIVIA
LOCO EN UN MANICOMIO
EL CUARTO SE PERDIÓ EN NIEBLA
CUANDO SALÍA A LA PESCA
5.-
HOMBRE DEL PUEBLO VALIENTE
LO DEJARON SI SU SUELO
LO MIRARON COMO EXTRAÑO
AQUÍ EN SU PROPIO TERRENO
6.-
SOBRE LA TUMBA DE BARRO
HAY ESCRITO UN LETRERO
AQUÍ DESCANSA UN GUERRERO
MAPUCHE DE CARNE Y HUESO
7.-
LO EMPUJARON HACIA EL ESTE
PARA QUITARLE SUS PENAS
LE TRAJERON DURA GUERRA
PARA QUITARLE SU SIESTA
8.-
LE SEPARARON SUS HIJOS
PARA HACERLOS EXTRAÑOS
Y ESTO LO HICIMOS NOSOTROS
TODOS LOS DÍAS DEL AÑO
LEJOS DE SU ETERNO PUEBLO
MURIÓ GRITANDO A LOS MUERTOS
QUE SU PUEBLO ERA EL NUESTRO
2.-
LEJOS QUEDARON SUS HIJOS
CADA UNO UNA HISTORIA
DEL CUAL NO TUVO MEMORIA
PARA CONTARLE AL SILENCIO
3.-
UN HIJO QUEDÓ EN SANTIAGO
HACIENDO PAN EN MAPOCHO
EL OTRO QUEDÓ EN RANCAGUA
PRESO POR NO SER LETRARIO
4.-
EL MENOR ESTÁ EN VALDIVIA
LOCO EN UN MANICOMIO
EL CUARTO SE PERDIÓ EN NIEBLA
CUANDO SALÍA A LA PESCA
5.-
HOMBRE DEL PUEBLO VALIENTE
LO DEJARON SI SU SUELO
LO MIRARON COMO EXTRAÑO
AQUÍ EN SU PROPIO TERRENO
6.-
SOBRE LA TUMBA DE BARRO
HAY ESCRITO UN LETRERO
AQUÍ DESCANSA UN GUERRERO
MAPUCHE DE CARNE Y HUESO
7.-
LO EMPUJARON HACIA EL ESTE
PARA QUITARLE SUS PENAS
LE TRAJERON DURA GUERRA
PARA QUITARLE SU SIESTA
8.-
LE SEPARARON SUS HIJOS
PARA HACERLOS EXTRAÑOS
Y ESTO LO HICIMOS NOSOTROS
TODOS LOS DÍAS DEL AÑO
No hay comentarios:
Publicar un comentario